Croquetas de hongos

Picar la cebolla muy fina. Yo lo hago en picadora.

En una sartén antiadherente, poner unas 3 - 4 cucharadas de aceite de oliva a calentar.
Cuando esté el aceite caliente, añadir la cebolla y pochar.

Al estar picada fina no tardará mucho coger color. Añadir el hongo en láminas, salar y seguir pochando.
Lo grande o pequeño que añadais el hongo será el tamaño que quedará dentro de la croqueta. A mi me gusta encontrarme trozos grandes, así que después de laminarlo no lo corto muy pequeño.

Cuando el hongo esté hecho, añadir la harina poco a poco. Ir mezclando cada vez que echéis una cucharada de harina para evitar que se formen grumos. Debe quedar como una bola de pasta. ¡cuidado! No os paseis que si no tendrá sabor a harina y no queremos eso.

A fuego lento, añadir la leche poco a poco e ir removiendo con una cuchara de madera que vaya ligando y se vaya haciendo la bechamel. Rectificar de sal.
La cantidad que le hayamos puesto de harina será la que determine la leche que tenemos que añadir. Así que hay que ir echando poco a poco.

Cuando la bechamel este espesa retirar del fuego y dejar enfriar.

La bechamel tiene que quedar espesa pero no como cemento. Eso quiere decir que tiene demasiada harina, entonces seguiremos añadiendo leche poco a poco.
Si queda demasiado líquida no podremos dar forma a nuestras croquetas.
Debe moverse lentamente en la sartén si la levantamos hacia un lado.

Una vez fría, se van cogiendo trocitos de la masa, le damos la forma que queramos ( bola, alargada..) y pasamos por huevo batido y pan rallado.

En otra sartén con una buena cantidad de aceite bien caliente, freír las croquetas.

Si queréis, antes de freír se pueden guardar en paquetitos de film y congelar.
Cuando las queráis comer, sacadlas a descongelar a temperatura ambiente, freír y listo.